México, 24 ago (EFE).- La coalición mexicana de izquierda Frente Amplio Progresista (FAP) presentó hoy su propuesta de reforma energética, que rechaza la iniciativa privada en áreas estratégicas de la estatal Pemex, como alternativa al plan del Gobierno.
El grupo formado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia centra su proyecto en la modernización de Petróleos Mexicanos (Pemex) "sin privatizar" el aprovechamiento de crudo, los activos o la renta petrolera.
La reforma energética es uno de los puntos centrales de la vida política mexicana desde hace meses.
El Gobierno que preside Felipe Calderón, del conservador Partido de Acción Nacional, presentó una iniciativa para regular la participación privada en la actividad de Pemex y mejorar así su efectividad, pero fue rechazada por la izquierda, que la considera privatizadora.
El senador del PRD Carlos Navarrete dijo hoy a Efe que la izquierda no se opone a que el sector privado, tanto nacional como extranjero, siga ofreciendo algunos servicios a Pemex, siempre y cuando "no se ponga en riesgo la riqueza nacional de la industria petrolera".
"No tenemos problemas con que la iniciativa privada participe, pero nunca en áreas estratégicas como refinamiento, almacenamiento, manejo de oleoductos o transporte", sostuvo el coordinador del PRD en el Senado.
En algunos casos se podría aceptar a particulares en el área de perforación, pero "no se permitirá su participación en la renta (...), no necesitamos hacerlos socios", añadió Navarrete.
El petróleo es una de los principales fuentes de ingresos de México, un país con 106,7 millones de habitantes de los que cerca de 49,7 millones son pobres.
Algunos sectores plantean que la reforma energética es necesaria para hallar nuevos depósitos de petróleo e incrementar el buen funcionamiento de Pemex, y con ello el desarrollo del país.
La propuesta de la coalición de izquierda, avalada por un grupo de intelectuales afines, plantea dotar a Pemex de mayor autonomía presupuestaria y de gestión, así como de un régimen fiscal que permita el buen desempeño de la empresa.
Este plan, que busca anclar a Pemex en la "transparencia", será presentado formalmente al Senado mañana.
En abril pasado, la izquierda tomó las tribunas del Senado y de la Cámara de Diputados durante días para evitar que un acuerdo entre los otros partidos sacara adelante la reforma energética del Gobierno.
Asimismo, impulsó en todo el país una consulta ciudadana no vinculante sobre la reforma, cuya tercera fase se celebra hoy y que ha sido recibida con escasa participación.
Por su parte, el centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI) presentó este mes su proyecto energético, que considera la posibilidad de ir aumentado de manera gradual la presencia de empresas mexicanas en Pemex.
La participación privada en la compañía estatal comenzaría con un 30 por ciento y alcanzaría el 60 por ciento eventualmente, según la propuesta del PRI.
Este partido clausuró hoy su reunión plenaria, en la que firmó un compromiso para evitar la privatización "total" de sectores estratégicos como el energético.
El documento plantea también que el Estado mantenga la propiedad, dirección, control y usufructo de las paraestatales Comisión Federal de Electricidad (CFE), Pemex y Luz y Fuerza.